Objetivo: las células madre del cáncer
Los tratamientos actuales del cáncer tienen sus “peros”. Algunos en cuanto a la selectividad de las células que atacan, y otros en términos de toxicidad. El equipo de Houria Boulaiz, investigadora del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y de la Universidad de Granada, trabaja en la búsqueda de un tratamiento óptimo. Su apuesta: “que la terapia celular con genes suicidas dirigida a las células madre del cáncer pueda ser una opción”, destaca.
En la consecución de ese objetivo han avanzado en los últimos años gracias a una Ayuda a la Investigación en Salud de la Fundación Mutua Madrileña. Estas ayudas, que actualmente tienen abierto el plazo de solicitud hasta el próximo 3 de marzo en la web de la fundación para investigadores de toda España que lleven a cabo estudios clínicos en las áreas de oncología, trasplante de órganos, enfermedades raras, traumatología y Covid-19, suponen el espaldarazo a la carrera investigadora de muchos jóvenes españoles que pueden formar su grupo de investigación, tal y como le sucedió a Houria Boulaiz. “Esta ayuda fue un estímulo inmenso para mi carrera. Llegar hasta aquí me había costados muchos “noes” previos”.
El comité científico de la Fundación Mutua Madrileña, que preside el doctor Rafael Matesanz, y que es el encargado de seleccionar cada año los proyectos que se beneficiarán de los dos millones de euros de los que constan las Ayudas de la Fundación Mutua, prima en su selección a los investigadores de menos de 40 años, con el fin de fomentar la figura del joven investigador.
Ayudas que, a muchos científicos, les llega como el espaldarazo definitivo. “A partir de esta ayuda, pude optar a otras y crear mi propio laboratorio”, cuenta Houria. La ayuda de la Fundación Mutua también le ha permitido a la investigadora de la Universidad de Granada llevar su proyecto hasta un siguiente nivel, porque de momento toda la investigación de Houria se ha realizado en el laboratorio, bajo el microscopio. Ahora, se encuentra a pocos pasos de empezar los trámites para entrar en fase clínica, con varias patentes registradas y, sobre todo, con la ilusión de tener delante una vía novedosa y que ha funcionado en el laboratorio para atacar el cáncer.
Células madre: las responsables últimas
La línea de investigación de su laboratorio y objeto de este proyecto se basa en que las células madre cancerígenas son las responsables del inicio del tumor y de que éste reaparezca. Sin embargo, de los tratamientos actuales ninguno va dirigido a ellas. La mayoría se dirige a las células que se dividen incontrolablemente y que hacen crecer el tumor. “Nos dirigimos a las células madre del cáncer que son las responsables últimas del inicio del tumor y sus recidivas. Esto es algo que está probado”, explica.
En su estrategia, el equipo ataca las células madre del cáncer con una terapia génica con genes suicidas. Es decir, introduce -por medio de un vector- un gen bacteriano que solo actúa si encuentra determinadas células -en este caso, las células madre del cáncer- y, si las encuentra, detiene su ciclo celular y les induce la muerte celular programada con la formación de poros en las células tumorales (un proceso que se llama piroptosis), destruyéndolas.
La línea de investigación de este proyecto se basa en que las células madre cancerígenas son las responsables del inicio del tumor y de que éste reaparezca
La inducción de la expresión del gen (que en realidad finalmente son dos genes, porque durante la investigación han identificado un par de genes bacterianos con potencial anticancerígeno, el ldrB y el hokD) es totalmente fisiológica ya que está bajo el control de un promotor cuya proteína activadora, la survivina, está sobreexpresada en las células madre cancerígenas y apenas se expresa en el tejido sano. Esta característica le otorga al sistema una especificidad de la que carecen muchos tratamientos actuales contra el cáncer.
Además, otra de las ventajas del sistema desarrollado es que expresa fluorescencia, lo que permite rastrear las células tumorales en caso de metástasis, confiriendo tanto una función terapéutica, como otra diagnóstica, porque permite detectar donde “se esconden” esas células madre del cáncer en el organismo.
El trabajo de este grupo de la Universidad de Granadas es un ejemplo del papel fundamental que tiene la investigación para poder avanzar en el tratamiento de enfermedades y la importancia de apostar por ella como lleva haciendo 19 años la Fundación Mutua Madrileña, que ya ha destinado más de 63 millones de euros a este fin.