Menos plástico y pesticidas; más producto ecológico y de proximidad
Una conferencia de Nicolás Olea, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y director científico del Instituto de Investigación Biosanitaria de la ciudad nazarí, abrió ayer la senda de las actividades culturales que la renovada Escuela de Comercio está llamada a albergar. Bajo el título “La salud humana comprometida. Componentes hormonales”, el doctor expuso el peligro de los llamados disruptores endocrinos, sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal. Ante la alcaldesa y los ediles presentes en la charla, Olea instó a actuar desde el ámbito municipal evitando el uso de pesticidas en lugares públicos, reduciendo el tráfico o promoviendo la reducción del uso de plásticos. Los componentes de este material son precisamente los que presentan una mayor incidencia en la salud humana por su extensión. «El plástico más común en la sangre viene de los alquilos perfluorados (PFOS) de las sartenes» y «el 100% de los niños españoles orinan PET y ftalatos, tenemos el nivel más alto de toda la Unión Europea», alertó el doctor.
Ropa, envolorios de comida o incluso las incubadoras de los recién nacidos están hechas de unos compuestos que, según indica el experto, están detrás de la proliferación de enfermedades como el cáncer. En un estudio conducido por Olea entre pacientes con cáncer de mama en Granada, el tercer factor detectado en la aparición de tumores fue «la exposición química ambiental». Otro de los colectivos señalados en el estudio fue el de los agricultores, en contacto con pesticidas y plásticos de los invernaderos.
La presencia de disruptores endocrinos es para Olea especialmente dañina en los productos alimentarios. «En España se lleva lo de producir en envases monodosis, que al único que beneficia es al intermediadio», lamentó. Como ejemplo, expuso el caso de una marca de refrescos que sustituyó su botella de cristal por otra de PET para «vender más quitando peso al envase». Basándose en los datos de un estudio alemán, Olea indicó que «un 86% del agua embotellada en plástico son estrógenos y otro 40% andrógenos». También sobre los materiales reciclados lanzó el catedrático la voz de alarma. «Si reciclamos mierda, lo que tenemos es mierda reciclada», afirmó. Un ejemplo, continuó, se encuentra en el cartón de las cajas de pizza, de las cuales un 60% contienen ftalatos. «El papel reciclado en alimentación es un auténtico problema para la salud pública».
Por ello, recomendó fomentar desde el Ayuntamiento el consumo de alimentos ecológicos y productos de proximidad en centros escolares, residencias y hospitales. Otra de las actuaciones que caben en el ámbito de competencia municipal, recordó, es el de desterrar los disruptores endocrinos, presentes en los materiales de construcción, a través de los contratos y compras públicas.