“Faltan estudios que nos ayuden a identificar las zonas expuestas a contaminantes persistentes”
“Son estudios caros porque requieren análisis químicos complejos, material y personal especializado y esto cuesta dinero” Este es el motivo por el que, según el investigador Juan Pedro Arrebola, no tenemos un mapa en Andalucía que determine cuáles son las zonas en las que la gente está más expuesta a contaminantes tóxicos. Este experto es miembro del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada que está estudiando los efectos de estos contaminantes en la salud y recomienda llevar “una vida lo más sana posible”.
Optar por productos ecológicos, tener hábitos saludables, hacer ejercicio o evitar la obesidad y evitar, en lo posible, vivir en zonas con contaminación evidentes son algunos consejos que nos proporciona Juan Pedro Arrebola quien, no obstante afirma que no se puede hablar de causas y efectos directos porque estamos expuestos a poca cantidad de tóxicos pero de forma permanente.
Los colectivos ecologistas denuncian continuamente que estas enfermedades pueden ser prevenidas y las muertes, evitables. Que podemos actuar por una mejor salud pública reduciendo la contaminación y cumpliendo los límites establecidos. Aun así, uno de los problemas más graves a este respecto es que muchas de las partículas en suspensión que respiramos y que nos afectan negativamente son elementos persistentes. Nuestro cuerpo es incapaz de eliminarlos, se acumulan en nuestros tejidos grasos y se quedan con nosotros. Algunos de estos elementos actúan como disruptures hormonales o disruptores endocrinos. Es decir, actúan alterando las funciones hormonales y provocando, por ejemplo, problemas de fertilidad o deficiencias en el sistema inmunitario.
Y no estamos hablando sólo de las partículas que respiramos. El aire que nos rodea también afecta a los alimentos que consumimos. Los animales también respiran y cuanto mayor grasa tengan los alimentos que producen más probabilidades tenemos de ingerir esos elementos tóxicos persistentes que se han acumulado en los tejidos grasos de animales o pescados que consumimos. Esta es una de las tesis principales de un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, liderados por Juan Pedro Arrebola con quien hemos conversado esta semana.
La exposición a partículas atmosféricas, aumenta el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas y respiratorias y por cáncer de pulmón. Los colectivos ecologistas llevan tiempo denunciando los efectos que una mala calidad del aire tiene sobre nuestra salud. Los informes de Ecologistas en Acción, por ejemplo, concluyen que 9 de cada 10 andaluces respiramos un aire que supera los límites de contaminación establecidos por la Organización Mundial de la Salud.